agosto 15, 2020

prostitución y feminismo patriarcal


he aprendido mucho siguiendo la discusión a propósito de la abolición de la prostitución.

son cosas en las que simplemente no había reflexionado y más bien estaba acomodada en cualquiera de las opciones.
pensaba sobre todo que era una cuestión que no me concernía, pero me doy cuenta de una realidad ineludible:

el patriarcado nos redujo, a TODAS las mujeres, a la prostitución.

sólo que, a diferencia de las europeas, a quienes fueron atornillando de a poquitos a través de los siglos, a nosotras nos redujeron de un hachazo:
de repente, la autoridad matriarcal que regía nuestras sociedades se disolvió en la violencia patriarcal, privándonos de absolutamente todos nuestros derechos.

“en adelante —sentenció el patriarca— tendrán que ganarse la vida con el sudor de su culo.
para vivir tendrán que levantarse un macho, reproducirlo y obedecerle, a cambio de techo y alimento.
y será él quien las autorice, o no, a salir, a entrar, a comprar, a vender, a estudiar, a trabajar, a vivir, a morir...”

eso ya tenía nombre: esclavitud.

pero lo más cruel que nos hizo el patriarcado, fue cambiarnos el chip de la natural fraternidad matriarcal y la autoridad compartida, por el de la competencia feroz de unas contra otras, por el macho; por la supervivencia: así de simple.

eso aquí fue no hace mucho: antier, en tiempos universales.

por eso podemos recordar aún la frustración y la rabia de nuestras abuelas.
por eso hemos podido nadar en esa corriente de resistencia e información de nuestras hermanas mayores, que nos llegaba por las cocinas...

pero ya no resistimos:
ya nos entregamos al patriarca, todas espernancadas.

por cuenta del complejo del indio —esa otra tara que nos dejó el conquistador— en vez de avanzar hacia la recuperación de nuestra autoridad usurpada, hemos estado reculando hacia el feminismo de ¡las europeas! —que ya olvidaron que alguna vez tuvieron autoridad y derechos, y olvidaron que lo olvidaron— aceptando el patriarcado como única realidad.

feminismo patriarcal:

no se trata de abolir el patriarcado criminal.
se trata de ser iguales a los machos: literalmente.
se trata de competir contra ellos, para lograr ser como ellos y administrar nosotras mismas el patriarcado.
se trata de seguir pidiéndole al patriarca que, por favor, nos siga devolviendo nuestros derechos, así, graneaditos, que nosotras nos sentimos todas empoderadas.
se trata de que hemos ido cambiando el objeto de nuestra pugna inclemente —el macho proveedor— por otros que nos permitan seguir sobreviviendo y trepando en la escala patriarcal, ahora que somos liberadas: poder, fortuna, gloria...
...y estamos seguras de que vamos progresando porque nuestra lucha (que ahora se limita a reeducar machos adultos para conventirlos en un híbrido macho-rosa que no le gusta ni a la mamá) es muy estridente.

no sé...
a ratos pienso que sí merecemos comernos cada gramo de mierda que le recibimos al patriarca.
¡por maricas!

porque seguimos discutiendo cómo es que vamos a pedirle que nos siga administrando el culo, escogiendo siempre en el menú que él nos propone: 
“cómo prefieren la empalada:
¿un poquito más adentro? ¿un poquito más afuera?”

porque mientras nos damos aires de estar decidiendo sobre nuestras vidas, permitimos que el cipayo patriarca —en nuestro tiempo, encarnado por el voraz forajido, luis carlos sarmiento angulo, y su banda de amiguitos— siga, desaforado, arrasando gente y territorios.

en la sola semana pasada, le permitimos, calladas, volver a organizarnos la guerra contra nosotros mismos, pero mejorada y ampliada al internacional; y nos seguimos exterminando, uno a uno, todos los que le sobramos.
no lo hacemos gratis: pagamos por ello.
pagamos, carísima, toda una maquinaria sofisticada de muerte y destrucción, para bombardearnos nosotros mismos.

el patriarca asesinando niños.
ya no se espera ni a que crezcan: los bombardea, los tirotea, los degüella, los masacra...

y nosotras, ahí: impasibles.

creo que sí somos bastante bobas.
tal vez sea mejor que el patriarca nos administre el culo, y todo.
dizque la guerra contra las drogas.

no es contra las drogas: es contra los campesinos y los aborígenes que aún resisten, pero ya no dan más.
es para que sean los mismos gringos quienes controlen la producción, los precios y el tráfico de perico;
y para que puedan seguir robando nuestros recursos naturales, arrasando todo.
es lo que siempre hacen los europeos: si el negocio es bueno, se lo apropian y ya.

nos merecemos todas las carcajadas de los gringos, dándose codazos: "esta bajeza está tan baja, que toca poner a los colombianos a que la ejecuten".
y nos dejamos echar el cuento, por los periodistas —adquiridos por el patriarca— de que estamos en una guerra legítima, de héroes contra villanos:

que un tercio de nuestros hijos son los héroes: los soldados.
otro tercio, los malos: los guerrilleros.
el otro, un mal necesario: los paramilitares.
los falsos positivos: ¡ups!

no importa que sean todos hijos de la misma madre: el patriarca los reclama como suyos, los disfraza de soldaditos, antes o después de asesinarlos, cada cual obligado en un bando, y juega a la guerra con sus vidas.

es la parte maluca que le correspondió a los hombres en la invasión patriarcal: encima de tener que asumir una administración y una autoridad que no saben qué hacer con eso, pasaron de ser recolectores, cazadores, mineros, artistas, a ser carne de cañón y asesinos de sus hermanos.

merecemos que los gringos nos violen y violen a nuestros niños y a nuestras niñas, aunque ellos no merezcan tener madres indignas, como nosotras.
madres indignas que hemos ido entregándole, alegremente, nuestros hijos, generación tras generación, para su sainete macabro.
ahora estamos tan empoderadas, que también le entregamos a nuestras hijas.
para lo mismo y pior: para lo del culo, otra vez.

sí. nos merecemos diez centímetros más de empalada, atornillada con furia, con todo y clavo oxidado.
y un diploma de estupidez summa cum laude.

tal vez sí somos una raza inferior, puesto que tácitamente lo admitimos, comportándonos así.
de verdad: podríamos contribuir al esfuerzo de guerra permitiendo más bien que nos esterilicen a todas, como quisiera el patriarca europeo.
parirles solamente el personal de servicio, para que no tengan que hacer esas masacres tan espantosas.

porque somos tan absolutamente bobas que seguimos de espectadoras, pidiéndole al patriarca que, por favor, siga remendando él mismo el sistema patriarcal,
para que comparta un poquito de su poder con nosotras y nos deje participar en la masacre.

de verdad, nos doy mucha vergüenza.

¿y todo por qué?: porque queremos.
porque simplemente nos acomodamos en el patriarcado, como las europeas, en vez de sacar a la india que todas llevamos dentro y declarar, de una vez y para siempre,
que el patriarcado se acabó.
y que nosotras mismas vamos a desmontarlo.
que retomamos la administración porque eso del patriarcado no cuajó.
que las mujeres de colombia declaramos el fin de todas las guerras.
que cada hijo es nuestro hijo de todas y no le entregamos ni uno más al patriarca, para su farsa.

que arrancamos a caminar por todo el territorio, con las comunidades por él desplazadas, para ocupar de nuevo nuestras tierras y cultivarlas con amor y gratitud. 
que las tierras serán tituladas, en prioridad, a las mujeres.
que decretamos un ingreso solidario, universal, amplio y suficiente, para todo el que lo necesite, administrado por las mujeres.

que declaramos insubsistente este gobierno ilegítimo y criminal.
que derogamos todas las leyes y los decretos dictados, aprovechando la crisis sanitaria.
que cerramos el congreso, por inútil.
que cambiamos el software de la registraduría y convocamos elecciones.
que vamos a desmantelar todas las fuerzas militares, símbolos máximos de la cobardía y la mezquindad patriarcales.
que expulsamos inmediatamente todas las tropas gringas que invaden nuestra tierra.
que derogamos todas las licencias, espurias, de minería industrial, de fracking, de explotación petrolera, forestal, animal... todas.

y así...
que vamos a vivir en paz y a sanar nuestras mentes y nuestros corazones de tanto dolor y tanta infamia.

es así de simple.
pero no lo hacemos porque no queremos.

nos merecemos que el patriarca se nos siga cagando encima.

¡por maricas!

(el uso genérico del femenino, incluye al masculino.

la revolución femenina será yin y social, o no pasará nunca de ser un coctel.)

 (sic)

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