Dedico esta entrada con todo cariño a mis amigos periodistas.
Serio. Ustedes saben que yo los quiero mucho.
Lo hago como quien le quita las llaves del carro
a un amigo embriagado, aunque se empute.
Tengo una hermana que fue mi
mejor amiga de infancia, mi cómplice, mi cantante favorita, mi
confidente. Con nadie como con ella he reído a carcajada batiente, tan
francamente, por cosas tan insignificantes que sólo ella y yo
entendemos. Con nadie nunca más reiré tan profundamente. Ni con ella,
porque hace muchos años que dejé de hablarle.
Es
que, con el paso del tiempo, adquirió un hábito que me resulta
insoportable. Consiste en meter palabras en mi boca que jamás he
pronunciado, pensamientos en mi mente que jamás he pensado y hasta
intenciones en mi espíritu que jamás me han atravesado.
Su método es simple. Tiene una única frase lapidaria:
"Usted DICE que no, pero yo SÉ que sí".
Y ya: quedo condenada a muerte.
Nadie como ella puede sacarme la reputa piedra.
… salvo algunos periodistas, a veces. Y con el mismo método.
Es
el caso del aquelarre de María Jimena Duzan, Cecilia Orozco y la otra, la boba, la mariaisabel.
No, pero, ¿qué se creen? Los jueces de la Corte Suprema de Justicia están en todo su derecho de emputarse, yo los comprendo.
Veamos
por ejemplo algunas perlas de la Maria Jimena: afirma como único
argumento para criticar el primer cambio de los que se ha
presentado en la Corte:
"El magistrado ponente de este cambiazo de jurisprudencia fue Fernando Castro, quien de ser defensor de Víctor Carranza, pasó en 2010 a ser magistrado de la Corte Suprema de Justicia en reemplazo de Yesid Ramírez."
dejando
en el aire ese profundísimo argumento de que el abogado defensor de
criminales es, forzosamente, un criminal. Es su estilo. Ella es capaz de
extrapolar con ese hilito hasta llegar a reprocharle a la exfiscal
Morales un viaje en avión, seguramente pagado por su marido, abogado de
paramilitares, o sea, con dineros del narcoparamilitarismo porque los
abogados de los criminales no perciben honorarios, sino que se lucran
del crimen.
Queremos
jueces especializados en derecho penal pero que sólo hayan defendido
monjitas de la caridad. No señora: aún en el caso de que un abogado
logre, con argumentos de ley, sacar libre a un criminal, quiere decir
que la ley tiene una brecha que hay que rebosar.
En esas estamos, porque nuestro sistema judicial es frágil.
En el segundo y tercer casos
que menciona, también extrapola con la misma ligereza. Estoy segura de que los
Magistrados sustentaron sus ponencias con argumentos jurídicos, pero no
los conocemos porque la periodista los descartó y prefirió presentar
sus infalibles presunciones.
No importa lo que los magistrados DIGAN, ella SABE.
La
otra, la Orozco, en realidad sólo la conozco a través de los
lamentables cambios que ha sufrido Noticias Uno desde que ella dirige el
noticiero.
Confieso que
no leo sus columnas y que me cae gorda porque participó en el matoneo
contra la exfiscal Morales, con el peregrino argumento de que a ella
el que le caía gordo era el marido de la Fiscal.
Yo no sé la Corte, pero yo sí tengo la convicción de que es estúpida.
Ella sí que SABE. La prueba es que conoce el método, tantas veces probado en las películas, para encontrar al malo.
El carné de periodista
no es patente de corzo. La palabra del periodista no es sagrada. A veces
se equivocan, a veces la venden, a veces es difícil distinguir opinión
de propaganda. Y a veces acusan, atacan y arruinan inmisericordemente
carreras y vidas.
Retractarse ante la equivocación no es de cobardes, todo lo contrario. Pero los periodistas parecen presentar una seria alergia a ese verbo. No sé si lo enseñan en la universidad.
Yo sí creo en el derecho
a opinar. Y creo en la importancia de la denuncia. De hecho las
práctico permanentemente y les puedo asegurar que me han costado
mucho.
Pero
sobre todas las cosas, creo en la Constitución, creo en el Sistema de Justicia, creo en la Corte Suprema de Justicia, creo en la Corte
Constitucional y en todos y cada uno de los Juzgados Municipales y de Circuito. Creo en la Majestad de la Justicia. Creo, como uno de esos
credos que se rezan en las iglesias, por personas que tienen la suerte de
la mucha fe.
Creo que un sistema de justicia fuerte es nuestra única posibilidad. Y creo que es nuestra obligación fortalecerlo y protegerlo.
Nuestro sistema de justicia es frágil porque no ha cesado de sufrir ataques feroces desde aquella vez que un tanque de guerra entró por la puerta principal de su templo y la hirió de muerte, mientras los periodistas nos echaban uno de fútbol.
Y que no se escuden en la ministra que dio la orden: los periodistas desperdiciaron una excelente oportunidad de desobedecer; y todavía estamos pagando las consecuencias.
Digamos que el periodismo no tiene autoridad moral para asestarle a la maltrecha justicia el botellazo mortal con este linchamiento.
En este caso finalmente
no sé quien tenga la razón pero estoy segura de que no es escupiendo
injurias como fortaleceremos nuestra justicia. Si hay jueces criminales,
deben ser denunciados y la justicia debe seguir su curso. Y nosotros
debemos respetarla. Un poquito de ponderación señores periodistas, que la infalibilidad tampoco es de ustedes.
'Venganza criminal', 'el
cartel de la toga', 'al servicio del narcoparamilitarismo uribista' y
otros panfletos por el estilo es lo que he visto pasar. ¿Los reconocen?
Son los argumentos de los buenos.
Y 'No les ajusta la toga'. Qué es eso, don Fidel. Usted no quisiera que alguien le diga una cosa tan horrible de su pluma, sólo porque alguna vez se equivoque.
Los buenos siguen siendo más.
Qué miedo.