Fronteras tiradas con escuadra: siguiendo el mismo viejo método europeo que se impuso como modelo.
Con escuadra también dividieron África y Norteamérica: tirando líneas rectas que separan los intereses de unos cuantos. No importa por encima de quién pasen los trazos. Porque en el modelo europeo las gentes no importan; sobre todo las gentes de tierras ajenas. Las Naciones Seculares de las tierras invadidas son, en el modelo europeo, un problema por exterminar. En Norteamérica ya acabaron; en África, van bien.
En América Latina la indignidad es que nosotros mismos hemos ido exterminando a nuestras Primeras Naciones porque adoptamos dócilmente los modelos europeos.
Visto así, en plano dibujado, se puede decir en honor a la verdad que la historia ha sido generosa con las fronteras marítimas de Colombia, en detrimento de Nicaragua y Costa Rica que, sobre el Caribe, quedaron arrinconadas. Visto así, pintado, se puede decir que el fallo de la CIJ es justo con Nicaragua. Y también es justo con Colombia, que no merece sus mares ni sus selvas ni sus costas ni sus montañas ni toda esa generosidad que ha tenido la historia con su geografía y su diversidad. Visto así, el fallo sería justo si San Andrés fuese un archipiélago inhabitado.
La injusticia es que nadie tuvo en cuenta la existencia de la Nación que habita el archipiélago. Una Nación integral, con su propia historia, sus tradiciones, sus costumbres y, sobre todo, su propia cultura, su propia lengua. Una Nación frágil desde su origen pero que ha sabido resistir a pesar de la negligencia y la indolencia de quienes se pretenden sus dueños y la de quienes quisieran adueñarse.
Una Nación que el fallo de la Corte Internacional de Justicia amenaza de exterminio.
Porque –fieles al modelo europeo– el reparto se hizo sin tener en cuenta a la Nación sanandresana. Sin siquiera consultarlos, sin pensar en ellos un minuto. Nadie. Ni Nicaragua ni Colombia ni la Corte Internacional de Justicia. Porque nadie estaba pensando en la riqueza que representa esta Nación para la humanidad, sino en las riquezas que se esconden bajo esas aguas.
Ya debe ser tiempo de que los sanandresanos tomen su destino en mano si quieren sobrevivir como Nación.
Una pista de solución:
- El gobierno del archipiélago de San Andrés convoca a sus habitantes a un referendo que proponga declarar la soberanía de la Nación sanandresana, como Estado Asociado a Colombia, suscribiendo su Constitución y bajo su protección.
- Declarar la soberanía de la Nación sanandresana sobre las decisiones que afecten su territorio, su economía, su cultura y sus derechos ancestrales.
- Rechazar el fallo de una lejana Corte que los condena a la extinción, atomizando la integridad de su territorio ancestral, despojándolos de sus recursos, destrozando su seguridad alimentaria, su economía y sus costumbres …
- … dejándolos a merced de quienes querrán explotar la riqueza de sus aguas y el petróleo del subsuelo marino, sin siquiera consultarlos, aunque previsiblemente será el pueblo sanandresano quien sufra todas las consecuencias de su ecosistema destrozado. La consulta previa a la implementación de proyectos, es una protección que ofrece la Constitución colombiana a las comunidades vulnerables y a las Naciones Ancestrales. El fallo de la CIJ los priva de esta protección. [Ignoro si consultar a las comunidades, antes de tomar decisiones que afecten tan gravemente sus destinos, es también una exigencia de los acuerdos multinacionales sobre Derechos Humanos. Si así es, esta sola omisión debería invalidar el fallo de la CIJ.]
- Delimitar con Colombia la frontera marítima de ese Estado Asociado con base en las fronteras históricas de su territorio.
- Acordar soberanamente con Nicaragua y Costa Rica, zonas de régimen común si así conviene a los intereses del pueblo sanandresano.